Cualquiera de los tres (18/10/2023)

Dejame que adivine lo que estás pensando para estas elecciones:  o estás pensando votarla a la Bullrich “para terminar de una vez por todas con el kirchnerismo”, o estás pensando votarlo a Massa “para que no gane ese loco de Milei”, o estás pensando votarlo a Milei porque si no “a quién vas a votar”, no es cierto?

No es muy difícil que acierte, porque la mitad de los argentinos (dejo afuera a algunos cordobesistas, a algunos anticapitalistas y a muchos que no votarán a nadie) está pensando en algunas de estas opciones que – bien miradas – son opciones a las que te lleva el espanto antes que el amor.  Nadie convence demasiado; por eso esos votos apenas “valen” porque sirven para neutralizar otras posibilidades, para que otro pierda.

He escrito entonces esta nota para avisarte que no hay tantas diferencias como las que te quieren vender, que todos son la continuidad de este ajuste pero todavía un poco peor, que todos vienen a recortar, que cualquiera de los tres viene a bajarte más los sueldos y las jubilaciones, a subirte las tarifas y a dejar en el mínimo posible los presupuestos de educación y de salud.

Cualquiera de los tres viene a gobernar contra vos.  Y si prestás atención, si escuchás bien, vas a ver que ellos mismos te lo dicen.

Elija su propio verdugo

No es necesario adentrarse en los programas de gobierno de los tres candidatos a aplicar el ajuste, alcanza con prestar atención a sus ideas fuerza, a las propuestas que se desprenden a grandes rasgos de sus intervenciones públicas y de sus publicidades pre electorales.

Milei se muestra con una motosierra, así que su metáfora recortadora me exime de hacer demostraciones.  Ya sé que el cuentito es que la va a usar contra la casta, pero cuando analizás el gasto público, los gastos grandes que mueven el amperímetro no son los de la casta.  Por más asco que te dé – y con justa razón – el yate de Insaurralde y la ostentación de tantos, no es demasiada plata a nivel de lo que se produce en un país.  Encima, si ya se hizo amigo de Luis Barrionuevo – uno de esos sindicalistas eternos, llenos de plata – no parece que vaya a enfrentarse en serio a ninguna casta.

Para dejar un solo ejemplo de cómo jugaría la famosa motosierra y no aturdirte con tantas cuentitas, digamos que el total de gastos de funcionamiento del estado nacional, provinciales y municipales, se lleva menos del 6 % del PBI y eso incluye un montón de sueldos de gente que sí trabaja, así que a lo sumo se podrá recortar de ahí una pequeña parte.  Y Milei dice que va a recortar un 15% del PBI!!!!!! ¿De dónde?  Las jubilaciones, la salud, la educación:  esos sí que son buenos bocados para las cuchillas de la motosierra!!!!  Y todo al servicio de sus amigos de los Fondos de Inversión, que esperan listos para disfrutar el festín.

Patricia Bullrich no empuña ninguna maquinita en sus publicidades, pero pone cara de mala para decirnos que su aspiración es el déficit cero, o sea también recortar, nada nuevo para ella, que le mandó un tijeretazo del 13% a los jubilados durante el gobierno de De la Rua.  Y el déficit cero es claramente ajuste a los trabajadores, no se le ha escuchado una palabra siquiera sobre aumentar los impuestos a los multimillonarios así que, con motosierra o sin ella, el objetivo es siempre el ajuste.  Su sueño es jugar el segundo tiempo de Macri, que se arrepiente de no haber hecho más rápido lo que hizo apenas a medias, reacomodar el país para que los empresarios ganen más plata todavía, y como siempre a costillas tuya.

Massa por estos días quitó mucho y después devolvió una parte, para no quedar tan mal justo antes de las elecciones.  La devaluación significó una duplicación violenta del ya insoportable proceso inflacionario y con eso el hundimiento de sueldos y jubilaciones que después, recibieron a modo de propina un poco de devolución de IVA, algo de ganancias que se dejó de pagar, un plan platita devaluada que apenas alcanza para intentar mantener las posibilidades el 22 de octubre. 

A Sergio Tomás Massa también lo seduce el déficit cero y por eso el presupuesto que propuso para el 2024 es ya un presupuesto de ajuste.  Encima, promete que lo que el país gane por superávit comercial – superávit que se obtiene con el trabajo y las privaciones de los argentinos y a costa de un extractivismo feroz – lo va a usar “para sacarse de encima al Fondo”, o sea para pagarle la estafa.  Curiosa consigna que sólo puede instalarse en estos tiempos de locuras: “para sacarse de encima a los estafadores, hay que pagarles todo lo que piden”

Los tres pretenden salir de la crisis por el lado que les conviene a los empresarios,  esos empresarios que serán los verdaderos ganadores si logran aplicar sus planes, esos empresarios que salen en la revista Forbes: Marco Galperín de Mercado Libre que declara 4.900 millones de dólares, lo que equivale a unas 35 millones de jubilaciones mínimas, Perez Companc dueño de Molinos Río de la Plata y de estancias sojeras, que dice que tiene en su billetera 2.900 millones de dólares, como cinco veces lo que consumirá todo el costoso poder judicial argentino durante el año 2023, Paolo Rocca de Techint que le anda cerca y que nos muestra 2.700 millones de dólares, Eduardo Eurnekian, Bulgheroni, Constantini, todos nombres que te suenan aunque hay muchos otros no salen en la revista de los multimillonarios, a pesar de que también juntaron montañas de plata que es imposible que la hayan conseguido “con el sudor de su frente”

Habrá que luchar contra el que gane

Con estos proyectos tan transparentes – antes por lo menos te engañaban prometiéndote salariazos, ahora ni eso – cualquiera de los tres que gane estas elecciones armará un gobierno para seguir hundiéndote el nivel de vida con la excusa de que hay que pagar la deuda, o de que hay que dar seguridad jurídica para que haya inversiones, o de que hay que hacer un esfuerzo ahora para después, en algún futuro lejano, disfrutar de una Argentina floreciente.

Así, sueldos y jubilaciones – dolarizados o no – se vendrán todavía más abajo, arreciarán los despidos en la administración pública, irán por los derechos del trabajo que todavía quedan para – por ejemplo – poder despedir sin indemnizar y endurecerán la respuesta en las calles a represión limpia, contra los que se atrevan a salir a pelear. Vos seguramente ya tenés una ligera sospecha de que no exagero, de que eso va a pasar.

Entonces, cada voto que sumen, cada voto que te roben con el cuento de que no serán tan malos como los otros, lo usarán para fortalecerse en su lucha, en su lucha contra vos.  Terrible paradoja, no?.   Por eso es que he escrito esta nota para llamarte a que NO LOS VOTES. 

Yo en mi caso, votaré a la izquierda porque creo que el problema es el capitalismo y que hay que partir de la crítica a este sistema en el que muchos no trabajan y viven bárbaro a costillas del laburo de los otros, super Insaurraldes que tienen miles de millones, que nunca laburaron pero que se la pasan viviendo la gran vida, quiero que mi voto se cuente en la izquierda porque creo que hay que partir de la crítica a este sistema que vive de crisis en crisis, mandando a millones a la miseria.

Pero también habrá muchos otros que votarán en blanco o que impugnarán el voto o que directamente no irán.  Y está bien

Lo que está claro es que está justificado no apoyarlos, no votarlos, porque no vale la pena entrar de nuevo en el juego que nos proponen: Guatemala o Guatepeor.

No vale la pena para nada, votarse en contra. 

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2 Respuestas

  1. Miguel Boasso dice:

    ¡Excelente!

  2. Ricardo dice:

    Buenísimo pero igual votaré por massa uno de los detestables. La izquierda ni el voto nulo o blanco juntaran un número como para asustar. Después juntar a pernistas, radicales, socialistas, izquierda, etc desencantada y pelear. Siempre que la catástrofe climática nos de riempo

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