¿Una 125 para financiar la fuga?
Desde Estados Unidos, Milei habló de “recrudecimiento monetario” y ahí nomás anunció una medida que después Caputo detalló: “en la medida que el Bcra inyecte pesos por compra de dólares en el Mulc, efectivamente venderá dólares en el ccl para esterilizar esos pesos.”
“Nada se modifica en lo cambiario” juraba el Ministro en su tweet, a pesar de que ya era indisimulable que la medida no tenía nada de monetaria y que apuntaba directamente a intervenir en los dólares financieros con la doble misión de bajar sus cotizaciones y de financiar la huida de capitales, después de seis meses de bicicleta financiera.
El galimatías de Caputo se explica así: le van a comprar dólares a los exportadores a 900 y los van a vender – ponele – a 1400 en los mercados financieros. Con esa retención de 500 pesos por dólar van a financiar la baja de los dólares financieros – el contado con liqui, el blue y el MEP – para que los fugadores puedan escapar del peso a un precio más barato.
O sea: lo que estamos presenciando es una especie de resolución 125 sui generis, construida en este caso para bancar la fuga de capitales.
Si aquella medida realizada durante el gobierno de Cristina Kirchner, apuntaba a redistribuir la renta agraria entre los distintos sectores empresarios, esta apunta a financiar con reservas – en realidad a abarajar dólares aún antes de que se conviertan en reservas – un dólar barato para la fuga.
Una historia de cepos
La historia de la economía argentina de la crisis del 30 del siglo pasado a esta parte, ha sido la historia de los controles de cambio, o sea, para decirlo con el lenguaje de estos tiempos, la historia de los cepos cambiarios.
En un trabajo llamado El Control de cambios en la Argentina, realizado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) se explica que “la implementación de controles con un único tipo de cambio oficial para todas las operaciones de la cuenta corriente le permitirá al banco central ejercer plena influencia sobre el nivel general de precios de la economía”.
El precio del dólar no es entonces cualquier precio, sino la madre de todos los precios. Esa influencia sobre los precios de toda la economía, decide el reparto entre los diferentes sectores empresarios.
Alejandro Horowicz en su libro Los cuatro peronismos lo escribe así: “la lucha por el reparto de la renta nacional, de la renta agraria, es una lucha donde todo lo que se persigue es dividir de un cierto modo”, es “el resultado directo del enfrentamiento entre terratenientes e industriales”.
Ese enfrentamiento es el que se desarrolla generalmente en las pizarras que muestran el precio del dólar y en las retenciones y subsidios impositivos ligados a ese precio central de la economía.
Lo nuevo de esta 125 versión Milei, es que quita a los exportadores para darle a los sectores financieros que huyen del peso al dólar, lo nuevo es que construye un caño directo de la soja a la fuga.
Caputazo con pronóstico reservado
Como era de esperar, la culminación de estos meses de bicicleta financiera libre no iban a resultar tranquilos para los argentinos.
Los famosos “inversores” que se quedaron un tiempo largo en pesos ganando tasas mensuales del 5 o 6 %, vieron que la fiesta empezaba a terminarse y se vuelven al dólar que entonces, sube. Como en una especie de puerta 12, todos se agolpan para salir rápido antes de que suba más y entonces Caputo piensa y piensa para solucionarles el problema, y siempre algo se le ocurre.
La contrapartida de la felicidad de los fugadores será -obviamente – el enojo de otros sectores burgueses como por ejemplo los exportadores, que responderán seguramente con sus culos firmes sobre las silobolsas.
Habrá que ver también que pasa en la ventanilla de los bonos de la deuda y consecuentemente con el llamado Riesgo País, que depende del precio de esos bonos. Como explica Ámbito Financiero “este nuevo esquema pone en duda la acumulación de reservas del Banco Central y por ende la capacidad de pago de la deuda, en un momento estacionalmente difícil para el Gobierno.”
Para los sectores populares, reaparece el peligro de que todo el caos termine yendo a precios como sucede casi siempre, o de que la recesión se profundice aumentando la pobreza y la miseria.
Para colmo de males, no puede esperarse demasiado del peronismo, ya que Cristina Kirchner apenas aprovechó para burlarse en un tweet de las incoherencias de Milei, pero casi coincidiendo con su plan: “dígales la verdad de la milanesa: que va a UTILIZAR LAS RESERVAS DEL BCRA para INTERVENIR EN EL MERCADO 😱 de dólares financieros, porque la brecha con el dólar oficial se le está yendo a la… usted ya sabe. Y esto finalmente le impacta en los precios.”
Seguramente va a ser difícil en medio de todos estos entreveros, pensar en un plan propio del pueblo que trabaja, uno que establezca un dólar que sirva para atender las necesidades, para garantizar la comida, la salud y la educación para los millones que siempre son el pato de la boda y no para las ganancias de unos pocos, que es lo que les preocupa a los Caputo del mundo capitalista.
Pero no hay otra. Mientras nos defendemos de este presente horrible y de sus desventuras, habrá que ir dándole forma a otro futuro que nos saque de esta calesita en la que nunca sacamos la sortija.
Lo que posibilita la bicicleta financiera y las ganancias rápidas es la inestabilidad de nuestra moneda. Y este gobierno es el que más enérgicamente está luchando para terminar con la inflación. De lograr su objetivo de estabilización, Caputo será el que verdaderamente termine con estas maniobras de especulación rápida.