Nada más que un ejemplo

Y como es nada más que un ejemplo lo podemos llamar Juan, nombre tan común que entra en cualquier cara, en cualquiera de todas las posibles caras que andan por ahí, que se encuentran a la vuelta de una esquina o en un colectivo.  Inclusive Juan puede ser Juana, licencia que cualquier lector con buena voluntad me permitirá tomar con mi personaje a pesar de que -acepto- Juana no es ya un nombre tan común.

Juan-Juana servirá como ejemplo solamente si lo dejamos completamente de lado, si logramos que se corra tan al costado de la historia, pero tan al costado, que no la ensucie con unos lentes con marcos de carey o con un gesto simpático o distraído, con un atractivo que llame la atención del otro sexo y hasta a algunos del propio, o sencillamente con un par de tetas prominentes o con la barba tupida.

Usted dirá esto parece eso de cualquier coincidencia es casual, pero no, le diré yo, es mucho más que eso porque Juanjuana, que es un personaje y que no existe, debe existir en la historia pero no parecerse a usted, ni recordarle a la vecina del 4to h, ni confundirse para nada con el rostro del almacenero, ni identificarse con el actor de la última película que vio.  Y es tan importante esto, que si no puede lograr abstraer al personaje de la vida real y persiste en la actitud de hacerse una idea de elella, voy a recomendarle que no siga leyendo, no me gustaría que se llevara una mala impresión y mucho menos si pagó por este ejemplar.  Después no diga que no se lo advertí.

Y bien, probemos.  Este Juanjuana que ya no tiene cara ni sexo ni edad si llegó a este renglón, tendrá que tener un rol en la historia y, usted va a perdonarme si insisto, tendrá que hacer un esfuerzo para no ponerle cara ahora.  Supongamos que yo le de un rol fijo y diga soltero, entonces usted ya lo relacionó con su primo el rubio y ya le puso melena y una moto entre las piernas.  Si dijera escritor ya le pondría la cara de Borges o Cortázar o de cualquier otro y lo imaginaría un poco excéntrico, y igual así si le dijera casada, bancario, automovilista, playboy o cualquier otra cosa, no sé si me entiende.  Juanjuana tiene que tener un rol en la historia que no le haga acordar a nadie.

Digamos que Juanjuana puede ser un montón de cosas para servir de ejemplo, a lo mejor eso ayude.  Puede imaginar a nuestro personaje con su pareja y sus hijos, trabajando en una oficina o en una fábrica, barriendo el piso, comprando en la feria, buscando los ojos de alguien de la mesa de enfrente, conduciendo su auto nuevo, buscando la mejor combinación de colores para un cuadro, masturbándose, escribiendo una carta comercial, fumando marihuana, despidiendo a un empleado que trabajó diez años para él, siendo despedido después de diez años de trabajo, parado en el umbral con gesto aburrido, parada en la cola del colectivo, mirando televisión, en la cancha o en el cine, escribiendo este renglón o leyéndolo.  Pero cuidado, la condición es que pueda pensarlo a Juanjuana haciendo todo eso junto, porque si usted los elige uno a uno, nuestro personaje no nos va a servir de ejemplo, a cada rol le pondrá su cara y a cada cara su gesto y entonces, más hubiera valido que ahorrara todo este discurso y hablara directamente de su primo o de su vecina la del 4to h.

Elella, que es un personaje y que no existe, tiene una vida – cómo decirlo – parejita, digamos ordenada, previsible.  Serán buenas palabras?  Bueno, usted me entiende aunque previsible no sea exactamente la palabra, aunque ordenada no exprese la idea exacta.

No es que no le pase nada, trate de hacerse una idea.  A nuestro personaje se le pincha la goma del auto, descubre que la empleada doméstica le robó el anillo de la abuela ese tan lindo, la echan del trabajo porque el patrón dice que robó un anillo habrásevisto, su pareja tuvo una noche por demás excitante, el nene no lo dejó dormir, asciende en el trabajo, se compra el vestido azul que le gustaba, consigue un empleo, hace buenos negocios en la bolsa, encuentra la palabra mejor para seguir escribiendo, ve una película que lo emociona, se pelea con el vecino, no le alcanza la plata para llegar a fin de mes, compra un televisor, todo eso junto, disculpe que insista, para que Juanjuana pueda seguir sirviéndonos de ejemplo.

No sé si logré que se forme una idea y presumo que la duda va a seguir carcomiéndome.  Si Juanjuana no tiene cara ni sexo ni edad a pesar de que ahora sabe cómo es su vida, podemos seguir.  Porque en el ejemplo de esta historia a elella le sucede algo nuevo – y sucede no es tampoco la mejor palabra – es como si vislumbrara algo un poquito más allá o más acá, más arriba o más abajo, no sé si se me entiende.  Nada definido, le aclaro de nuevo, porque si no ya veo que después de tanto esfuerzo para que elella se mantenga sin cara usted va a tratar de darle forma a esto y va a pensar que vio un ovni o que se enamoró o que descubrió una nueva religión o lo que es peor, va a sospechar que después de tanto rollo le estoy tratando de vender algún producto novedoso; nada de esto o si le sirve todo junto para que Juanjuana pueda seguir sirviéndonos de ejemplo, para que eso que le sucede a nuestro personaje no se le mezcle con nada que le haya pasado a usted ni al actor de la última película que vio.

Entonces elella se lanza en busca de eso que le sucede, de lo que ve más allá o más acá y lo quiere agarrar, pero es como un espejismo y la vida deja de ser ordenada y previsible.  Nno es que ahora la vida de nuestro personaje sea desordenada e imprevisible, no es exactamente eso, no son las mejores palabras pero no hay otras, todo está realzado y duele y es terriblemente complicado porque mira todo desde muy arriba y desde muy abajo, todo tiene demasiadas explicaciones y ninguna, y Juanjuana siente el borde de la locura o de la verdad, pero nada más que el borde porque la vida de Juanjuana vuelve más tarde o más temprano a ser parejita y ordenada, y el final es triste o es alegre según del modo que se lo mire, porque no importa lo que haga nuestro personaje sin cara la verdad y la locura no existen, o quizás la verdad y la locura verdaderas sean el tratar de agarrárselas y quedárselas como si fueran trofeos o fotos o imágenes congeladas en el televisor, justo al tiempo del beso o la mirada o el apretón de manos y la sonrisa.

Elella, nuestro personaje, no lo sabrá nunca, y usted lector, no olvide que es solo un ejemplo y no vaya a cometer el error de ponerle la cara de la vecina del 4to h, ni el pecado de relacionarlo con lo que le pasó a su primo el de la moto. Juanjuana es nada más que un personaje y no existe, recuerde que lo creamos usted y yo en la primera página, así que quédese tranquilo.

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