No fue “un saqueo exitoso” (11/09/2019)
Las redes sociales son el reino de la síntesis y una muestra de ello es esa suerte de balance crítico del macrismo que circula en comentarios, ese que dice que no hubo errores, sino que fue “un saqueo exitoso”. Es cierto que suena bien y que tiene la ventaja de ser bien sencillo y bien digerible, pero no explica nada y es más lo que oculta que lo que muestra.
Por empezar digamos que no es nuevo que los males del capitalismo sean cubiertos con el taparrabos de “la culpa es de los saqueadores”: los anti K armaron el mismo cuento con aquello de “se robaron medio PBI” y exageraciones similares, pero la verdad es que el robo a los trabajadores no se realiza mediante el saqueo, sino mediante la explotación.
Es una verdad de Perogrullo pero hay que decirlo: todo lo que produce cualquier economía se produce mediante el trabajo y es en ese momento, durante el proceso de trabajo, cuando los capitalistas se quedan con una parte del laburo ajeno. Lo que hace que esto no sea tan evidente, es que no se lo embolsan ahí directamente sino en el “mercado”, territorio virtual en el que el producto de la explotación se reparte entre accionistas, fideicomisistas, políticos, chantas de todo pelaje, banqueros y muchos etcéteras. El reparto se hace a veces en forma legal – por ejemplo el banco mediante los intereses se queda con una parte del robo – y otras veces en forma definitivamente ilegal, por ejemplo cuando aparece la corrupción política o cuando algún Caputo de los que hay tantos, aprovecha su posibilidad de conseguir información privilegiada y vende los bonos o compra los dólares en el mejor momento. Dicho de otro modo, lo que aparece como saqueo es la forma brutal en que se reparten los capitalistas el producto del robo principal, que es la famosa plusvalía que se le roba cada día a los trabajadores.
Para colmo, que el capitalismo sea un sistema de robo del trabajo ajeno no es su peor defecto: el problema mayor es que es una forma irracional de asignar recursos, entonces vive de crisis en crisis, especialmente porque la plusvalía no alcanza para todos los que pretenden vivir del laburo de los otros. Ni bien aparecen las crisis, los defensores del capital instalan la idea de que el problema son “los saqueadores”, pero la verdad es que el saqueo existe como consecuencia, como en cualquier catástrofe. Siempre aparecen los que te venden el agua más cara cuando hay sequía, o los botes, si hay inundación, pero nadie concluiría por eso que las sequías y las inundaciones son provocadas por los vendedores de agua, o por los vendedores de botes.
Si uno mira la superficie del problema, esta crisis capitalista podrá parecerle una catástrofe exitosa, pero detrás de los grupos de amigos del poder que ganaron, hay muchos que perdieron. Basta leer que durante 2018 las empresas argentinas que cotizan en bolsa perdieron unos 35.000 millones de dólares de valor y que detrás de esos números hay accionistas que son menos millonarios que antes. Ni hablar de las famosas pymes a las que se las ve protestando en C5N, ni del ahorrista que tiene un plazo fijo de un par de millones de pesos y que ahora tiene muchos menos dólares que antes. Son muchos los capitalistas que no vieron el saqueo del lado de la culata del revólver, lo cual explica por otra parte que Macri y sus muchachos hayan quedado convertidos en un gobierno dibujado y sin ningún futuro.
Decir que hubo un “saqueo exitoso” es errarle muy mal al diagnóstico. Puede resultar más simpático porque hace que todo parezca más fácil para los trabajadores – con sacar a los saqueadores alcanzaría – pero oculta los problemas de fondo del capitalismo en general y del débil capitalismo argentino en particular, ese al que le “pasan cosas” y enseguida hace agua.